El fenómeno de los youtubers y el empoderamiento juvenil
- María Delfina Carmona
- 24 jun 2019
- 4 Min. de lectura
COMUNICAR EN EL S XXI
El fenómeno de los youtubers y el empoderamiento juvenil
Cuando estaba en salita de 5 me preguntaron qué quería ser de grande y, según cuenta el mito familiar, dije con inocencia que quería ser turista. La respuesta sorprendió a todos los grandes de la mesa. Delfinita, una vez más, los hacía reír. Hace dos domingos, mi hermana Clara, con 15 años, respondió la misma pregunta y no hubo risas.
—Quiero ser youtuber.
—Te estábamos preguntando en serio... — respondió mi abuelo.
Hubo silencio.
¿Qué pasa con el fenómeno generacional de los youtubers? ¿Por qué para mi abuelo es un pasatiempo vacío y para mi hermana es una alternativa de futuro? Clara no es la única. Según un estudio de la consultora Ipsos, el 25% de los chicos argentinos quiere ser youtuber. Aunque a la generación que se crio entre libros, radios y televisión en blanco y negro le choque, no se puede negar que es una nueva forma de cultura y de comunicación y una aspiración profesional para muchos jóvenes.
Youtube surgió en 2005 como una plataforma en que la gente podía producir y consumir contenido audiovisual. Tuvo tal éxito, que seis años después, comenzó el proyecto “Youtube Partner”, dedicado a remunerar a los creadores con más suscriptores en sus canales y mayor número de visualizaciones en sus videos. De esta manera, motivaba a los usuarios para que sigan contribuyendo con el crecimiento de la página. El modelo de negocio es muy simple: está basado en la publicidad. Cuando un videoblogger empieza a recibir muchas visitas, los comerciantes pagan por aparecer en esos videos. Youtube paga una media de dos dólares por cada mil reproducciones.
Así empezaron a surgir y crecer los grandes youtubers en sus distintas índoles. Hay personajes que suben tutoriales, “gameplays” -videos jugando a un juego-, “vlogs” -videoblogs- de su día a día, contenidos musicales o sketches humorísticos. Es una plataforma versátil sin una programación lineal. En un contexto caracterizado por el consumo on demand y con un usuario que tiene el control sobre lo que ve, en qué momento y desde qué pantalla, los youtubers entendieron cómo acercarse a su público específico. Youtube rompe con el esquema de la televisión que da un menú, una grilla programada para el consumo y ofrece un sinfín de contenidos para un consumidor curioso.
El jefe de prensa de Intel España, Álvaro García, considera que la clave del éxito de estos profesionales es la cercanía, ya que hacen cosas que les gustan a sus seguidores. El éxito de los contenidos recae en que son personas comunes y corrientes que se muestran como son, por eso la audiencia se siente identificada. Hay una posibilidad de construcción del yo distinta a las generaciones anteriores.
Umberto Eco, un gran académico y experto en semiótica, meses antes de morir con 84 años, sentenció que las redes sociales le dan el derecho de hablar a “legiones de idiotas”. Pero hoy, en un escenario de cambio de paradigma y en plena sociedad de la información, predominan valores como la libertad de expresión, de opinión y de conocimiento como materia prima. Entonces, enhorabuena que quien tenga algo para decir también tenga una herramienta a mano para comunicarlo.
Los youtubers no son idiotas. Hay un contenido detrás de cada uno de sus videos: son personas que buscan semana a semana generar un producto atractivo e interesante. Conocen a su audiencia y encuentran los insights que, en muchos casos, profesionales tradicionales de rubros como Marketing o Publicidad no pueden encontrar. Son permeables a los que les sucede alrededor y esa interactividad es lo que les da su éxito.
La historia nos enseña que los nuevos medios no son bien recibidos al principio, que cuesta hacer el click para cambiar de paradigma. Cuando surgió la radio había una sociedad necesitada de ubicuidad, inclusión de las masas e instantaneidad; pero fue muy criticada por las elites al ser un medio popular accesible a una mayor parte de la población. Con el nacer de la televisión, también hubo críticas de académicos hasta normalizar su existencia: intelectuales como Mario Kaplún, González Requena y Giovanni Sartori la tildaron de mediocre, carente de dimensión narrativa y culpable de una “atrofia cultural” que mataba la capacidad de abstracción. Y para estos autores, con visión apocalíptica, la televisión hoy sería la “buena” de la película al compararla a la innovación que trae Youtube.
Umberto Eco y quienes piensan como él deberían alejarse de ese “elitismo cultural” para entender que en el siglo XXI, las plataformas como Youtube y otras redes sociales son el vehículo para comunicar, informar, entretener y conectar. Nos habla de una sociedad hiperconectada, con pluralismo de voces, creativa y curiosa. No me parece que se trate de idiotas. Me parece todo lo contrario: hay una invasión de gente despierta, con ganas de saber, entretenerse o profundizar, con sed de ser protagonista y de diferenciarse en medio de una multitud.
El mundo está cambiando constantemente. Youtube no va a ser el primer ni el último medio que escandalice a los mayores. Hay una generación nacida después del 2000 que está creciendo bajo la influencia del contenido audiovisual y no tiene el chip de los esquemas tradicionales del trabajo y del entretenimiento.
Y si mi hermana quiere ser youtuber, que lo sea. A mí me hubiera gustado ser turista, pero por el momento ese no es un trabajo rentable. En cambio, ser youtuber, lo es.
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